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El término 'cáncer' se refiere a todo tipo de tumoración que se produce en cualquier tejido del organismo, cuyas células presentan un crecimiento incontrolado, y tienen la capacidad de invadir los tejidos vecinos y dar lugar a metástasis, es decir, al desarrollo de tumores en otros lugares distintos de aquel en el que se originó el tumor. Estas células, que han perdido sus características funcionales iniciales tienen, además, la capacidad de inducir la formación de nuevos vasos sanguíneos. Esta pérdida del control fisiológico del crecimiento celular deriva de la expresión anómala del material genético, de tal forma que todos los tumores se desarrollan por la acumulación de mutaciones en las células que los originan. Se puede afirmar que el cáncer es una enfermedad genética y que estas alteraciones presentes en el ADN de las células tumorales son heredadas o adquiridas. No obstante, existen más de 200 tipos distintos de tumores, cada uno de los cuales tiene un origen y unas características particulares, con una evolución, pronóstico y tratamiento diferente. Los avances en el diagnóstico precoz de varios de estos tumores, unido a la mejora de los tratamientos oncológicos, cada vez más eficaces, hace que en los últimos años la tasa de mortalidad por esta enfermedad se haya reducido en muchos países considerablemente. Sin embargo, cada año el número de casos detectados sigue en aumento. Sin ir más lejos, los últimos datos recogidos en España (año 2012) muestran que se diagnosticaron 215.534 tumores, y las estimaciones para el 2015 hablan de 227.000 casos.
La mayoría de los cánceres son el resultado de la exposición a agentes ambientales, que son los responsables de las mutaciones en los genes que controlan el crecimiento celular. Sin embargo, no todos los individuos responden igual: a una exposición dada, una persona puede ser más susceptible al cáncer que otra. Así pues, el desarrollo de un tumor maligno requiere complejas interacciones entre factores exógenos y endógenos que, también, pueden producir alteraciones genéticas. Se denominan carcinógenos a los agentes exógenos que causan mutaciones en determinados genes. Algunos ejemplos serían: Carcinógenos según el estilo de vida: riesgo atribuible 45%. Dentro de este grupo se incluyen el humo del tabaco (cáncer de: pulmón, laringe, cavidad bucal, esófago, riñón, vejiga y páncreas); mascar tabaco (cavidad bucal); alcohol (cavidad bucal, esófago, laringe, hígado); factores dietéticos (colon, mama, endometrio, estómago). Dentro de la dieta también existen algunas sustancias que se han relacionado con un efecto protector frente al cáncer (fibras, aceite de oliva, vitaminas C y E...). Factores reproductivos (mama, endometrio, ovario). Radiaciones: riesgo atribuible 5%. Entre ellos, el radón (cáncer de pulmón) o la radiación solar (melanoma). Carcinógenos biológicos: riesgo atribuible 4%. Los agentes infecciosos más claramente asociados a cánceres humanos son: la infección crónica por virus de las hepatitis B y C con el hepatocarcinoma; el virus del papiloma humano con el cáncer de cuello uterino; el virus Epstein-Barr y el Linfoma de BurKitt con el carcinoma de nasofaringe; helicobacter pylori con el cáncer gástrico. Carcinógenos ocupacionales: dependen de la profesión y sus riesgos asociados. Tienen un riesgo atribuible 4%.
Uno de cada tres hombres y una de cada cuatro mujeres padecerá cáncer a lo largo de su vida. En nuestro especial encontrarás información sobre numerosos tipos de tumores, cómo tratarlos y cómo prevenirlos. Las principales manifestaciones del cáncer se relacionan con la localización y tamaño del tumor, y con el grado de afectación de los órganos que pueden dar lugar a síntomas. A continuación se exponen los síntomas del cáncer más frecuentes, recogidos de manera sistematizada y clasificados de acuerdo a los órganos afectados: Aspectos generales: afectación del estado general, fiebre, astenia, anorexia, pérdida de peso. Digestivo: perdida de apetito, disfagia, vómitos, alteración del ritmo intestinal, hemorragias, hipo. Respiratorio: tos, hemoptisis, disnea, dolor torácico. Cardiovascular: disnea, edemas, dolor precordial, palpitaciones. Genitourinario: hematuria, síntomas urinarios. Locomotor: dolor óseo. Sistema nervioso: cefalea, déficit neurológico, crisis convulsivas, alteraciones de la conciencia… Sistema cutáneo: alteraciones de la coloración (palidez, ictericia), picor, presencia de lesiones, tumoraciones, adenopatías…
Estos son algunos de los aspectos a tener en cuenta para poder llegar a un diagnóstico correcto de un caso de cáncer: Historia clínica Debe ser exhaustiva, detallada y completa. Deben ser recogidos todos los síntomas referidos por el paciente, así como sus características: inicio, evolución temporal, factores desencadenante, etcétera. Es fundamental preguntar por los antecedentes; hábitos y exposición a tóxicos; tratamientos con medicamentos; alergias; antecedentes laborales; antecedentes oncológicos familiares. Exploración física Permite conocer datos acerca de la localización tumoral, tamaño, consistencia, márgenes, relaciones anatómicas, movilidad, inflamación, dolor, ulceración o sangrado, la presencia de ganglios patológicos y la repercusión del tumor sobre el estado general del paciente. Diagnóstico histopatológico Cualquier tumor maligno solo puede ser considerado como tal si hay un diagnóstico histológico definitivo. Por esta causa, antes de tratar a un enfermo, es precisa una confirmación histológica mediante biopsia, punción-aspiración con aguja fina de masas sólidas o quísticas o el examen de la pieza quirúrgica. Diagnóstico molecular Su objetivo principal es determinar las anormalidades genéticas asociadas a mutaciones en el DNA. Entre sus utilidades a nivel clínico destacan: establecer el diagnóstico definitivo y la clasificación de tumores con alteraciones moleculares únicas; posibilidad de una detección precoz de células tumorales; aportación de información pronóstica, y la posibilidad de selección de un tratamiento individualizado, evitando toxicidades innecesarias. Ejemplo: en el cáncer de mama, donde el oncogén HER-2neu se encuentra amplificado en un 15-20% de los casos, confiriendo un peor pronóstico, su determinación permite la indicación de un tratamiento específico con un anticuerpo monoclonal (trastuzumab). Técnicas endoscópicas Son útiles en el diagnóstico de tumores que asientan en el aparato digestivo y el árbol bronquial. Las endoscopias digestivas (altas y bajas) permiten ver las características del tumor y tomar biopsias, así como la fibrobroncoscopia en relación con el árbol bronquial. La histeroscopia para tumores del endometrio y la citoscopia para tumores vesicales.